"Os espelhos estão cheios de gente.
Os invisíveis nos vêem.
Os esquecidos se lembram de nós.
Quando nos vemos, os vemos.
Quando nos vamos, se vão?"
Eduardo Galeano: Espelhos

domingo, 20 de outubro de 2013

El Diablo es mujer

Mulheres protestando, Di Cavalcanti

El libro “Malleus Maleficarum”, también llamado “El martillo de las brujas”, recomendaba el más despiadado exorcismo contra el demonio que lleva tetas y pelo largo.

Dos inquisidores alemanes, Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, escribieron, por encargo del papa Inocencio VIII, este fundamento jurídico y teológico de los tribunales de la Santa Inquisición.

Los autores demostraban que las brujas, harén de Satán, representaban a las mujeres en estado natural, porque toda brujeria proviene de la lujuria carnal, que en las mujeres es insaciable. Y advertían que esos seres de aspecto bello, contacto fétido y mortal compañía encantaban a los hombres y los atraían, silbidos de serpiente, colas de escorpión, para aniquilarios.

Este tratado de criminologia aconsejaba someter a tormento a todas las sospechosas de brujeria, Si confesaban, merecian el fuego. Se no confesaban, también, porque sólo una bruja, fortalecida por su amante el Diablo en los aquelarres, podia resistir semejante suplicio sin soltar la lengua.

El papa Honorio III habia sentenciado:

- Las mujeres no deben hablar. Sus labios llevan el estigma de Eva, que perdió a los hombres.

Ocho siglos después, la Iglesia Católica les sigue negando el púlpito.

El mismo pánico hace que los fundamentalistas musulmanes les mutilen el sexo y les tapen la cara.

Y al alivio por el peligro conjurado mueve a los judios muy ortodoxos a empezar el dia susumando:

- Gracias, Señor, por no haberme hecho mujer.


GALEANO, Eduardo. Espejos: una historia casi universal. Buenos Aires: Siglo XXI Editores & Siglo XXI Iberoamericana, 2008. p.115-116

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