Dança cigana no jardim de Alcázar, Alfred Dehodencq
Hitler creia que la plaga gitana era uma amenaza, y no estaba solo.
Desde hace siglos, muchos han credo y siguen creyendo que esta raza de origen oscuro y oscuro color lleva el crimen en la sangre: siempre malditos, vagamundos sin más casa que el camino, violadores de doncellas y cerraduras, manos brujas para la baraja y el cuchillo.
En una sola noche de agosto de 1944, dos mil ochocientos noventa y siete gitanos, mujeres, niños, hombres, se hicieron humo en las câmaras de gas de Auschwitz.
Una cuarta parte de los gitanos de Europa fue aniquilada en esos años.
Por ellos, ¿ quién preguntó?
GALEANO, Eduardo. Espejos: una historia casi universal. Buenos Aires: Siglo XXI Editores
& Siglo XXI Iberoamericana, 2008. p.118.
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