Odalisca, Henri Matisse
La escritora Fátima Mernissi vio, en los museos de Paris, las odaliscas turcas pintadas por Henri Matisse.
Eran carne de harén: voluptuosas, indolentes, obedientes.
Fátima miró las feschas de los cuadros, comparó, comprobó: mientras Matisse las pintada así, en los años veinte y treienta, las mujeres turcas se hacían ciudadanas, entraban en la Universidad y en el Parlamento, conquistaban el divorcio y se arrancaban el velo.
El harén, prisión de mujeres, habia sido prohibido en Turquia, pero no en la imaginación europea. Los vistuosos caballeros, monógomos en la vigilia y poligamos en el sueño, tenian entrada libre a ese exótico paraíso, donde las hembras, bobas, mudas, estaban encantadas de dar placer al macho carcelero. Cualquer mediocre burócrata cerraba los ojos y en el acto se convertia en un poderoso califa, acariciado por una multitud de vírgenes desnudas que, ballando la danza del vientre, suplicaban la gracia de una noche junto a su dueño y señor.
Fátima habia nacido y crecido en un harén.
GALEANO, Eduardo. Espejos: una historia casi universal. Buenos Aires: Siglo XXI Editores & Siglo XXI Iberoamericana, 2008. p. 261-262.
NOTA: O texto "Noches de harén" não representa, necessariamente, o pensamento deste blog. Foi publicado com o objetivo de refletirmos sobre a construção do conhecimento histórico.
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